Lasitud. Vergüenza. Baja autoestima. Presente autoconsciencia.
-¿Cuál será su tratamiento, señora mía?- preguntó el doctor, sentado en un mullido sofá, con una aureola alrededor de su figura.
-Matar a mi amante- respondió la señora, trémula.
-¿Cómo cree, matarme? Eso no es el remedio en absoluto. Piense en otra cosa, mujer.- dijo pacientemente el doctor, pues habían pasado por esta situación un par de veces anteriormente y éste tenía todas las respuestas en la punta de la lengua.
-Entonces dejaré de ser perfeccionista. Es decir, moriré- concluyó la señora, tomando su bolso y levantándose de la silla donde estaba sentada.
-'Perfecto' entonces. Le extrañaré mucho, pero trataré de bloquear su recuerdo.- Respondió resuelto el médico, liberando a su enferma paciente.
martes, 24 de noviembre de 2009
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