He estado exactamente una semana y dos días de vacaciones.
Ya es verano -como he dicho antes, denunciando mierdas-; ya empezó esta mierda.
Buscando qué hacer e inscibiéndome a algunos cursos absurdos para 'despejar' mi mente de aquellos personajes de libros, de películas y de T.V. con cuyas vidas fantaseo como si llevase años sin hacer algo de provecho -no para mí, ni para nadie- y arrancando mi tiempo como arranco las moronas del pan por alegar injustamente una reciente soledad.
Qué mierda, qué desgaste. Hablo de los aspectos negativos de las cosas porque -por lo general- es más divertido que las sonrisas -las cuales ocultan un vacío macabro detrás de esos dientes que parecen teclas de piano- (LOL); qué ironía, qué amargura la mía; y aún así, qué divertido.
Algunos viejos amigos -no recordaba tener amigos- han estado saliendo por debajo de las piedras, como los condenados crustáceos que son -sin proyectarme, por supuesto- después de un año de vagar con los sesos masticados por el estrés.
Pues bien, con el paso de las horas -terribles horas a las cuales tengo que sobrevivir- descubriré qué matices distinguen a este periodo de holgazanería llamado verano.
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No andes denunciando mierdas! ve a tus viejos amigos! no son crustaceos son humanos. Te amo, vive la vida, pero con una sonrisa en la boca, aprecia los pequeños milagros de la vida. Pero ante nada se feliz
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